No inviertas un pastón en las mascarillas que encuentras en almacenes y tiendas de cosméticos; para cuidar tu rostro, nada mejor que preparar tú misma una mascarilla casera que se adapte a tu tipo de piel con ingredientes naturales.
Existen razones convincentes que harán que te decidas por probar con las mascarillas caseras. Para empezar, las que compras por ahí, tienen ingredientes tóxicos de los que probablemente nunca has escuchado hablar, cuando, por el contrario, sabes perfectamente qué es lo que metes en una mascarilla preparada por ti. Otra razón es la monetaria. Prácticamente todos los ingredientes que necesitas ya los tienes en tu nevera, así que más barata no te puede resultar.
Las mascarillas caseras son completamente personalizables. Puedes poner más o menos cantidad de cualquier ingrediente, dependiendo del área que vayas a tratar y de si se trata de un problema específico.
A continuación os dejo una lista con los ingredientes recomendados para los tres tipos de piel más comunes. Elige la tuya y después… ¡a combinar!
– Para pieles secas: albaricoque, aguacate, leche de coco, miel, harina de avena, aceite de oliva, melocotones, aceite de girasol y aceite de almendra dulce.
– Para pieles grasas: manzana, frutas cítricas, pepino, tomate y clara de huevo.
– Para pieles normales y con tendencia al acné: plátano, yogur, leche, zanahoria, cacao en polvo, hierbas, papaya, calabaza, fresas y vinagre de sidra.
Si tienes problemas de tirantez y arrugas, prepara una mascarilla para piel seca; si más bien tienes la piel con brillos y el poro muy abierto, hazte una especial para piel grasa y si tienes la piel bien pero ocasionalmente te sale algún granito, mezcla ingredientes para una mascarilla ideal para piel normal. Crea tu mascarilla personal y aplícatela una vez a la semana durante por lo menos 20 minutos… si es que no caes en la tentación de comértela…
